Columnaria
Juan Chávez
El mes que viene viene bien cargado de cuestiones espinosas tanto a nivel de partidos como al del gobierno.
Sobre todo, habremos de sentir, directamente, el peso de la renegociación del TLCAN, anunciada para iniciarse el 19 de agosto.
El PRI va a celebrar su 22 Asamblea Nacional para determinar cómo habrá de elegir a su candidato a la Presidencia 2018.
Otros partidos, el PAN entre ellos, harán lo propio.
Pero en el tricolor van a surgir signos de auténtica discordia.
La corriente que la ex gobernadora de Yucatán Ivonne Ortega encabeza, rechaza el “dedazo” y, por otra parte, quienes aceptan a José Antonio Meade como el lógico aspirante priista, estiman que los delegados a la asamblea, unos mil notables del instituto, no podrán salvar el socavón que quieren abrir en los estatutos para salvar la obligación que se impone al candidato presidencial: que sea militante.
Y Meade no lo es. Presume de su apartidismo que le ha permitido vivir dentro del presupuesto, en altos puestos de la administración pública.
Meade fue miembro del gabinete de Fox y de Calderón. Y ahora, con Peña, ha pasado por dos secretarías: Desarrollo Social y Hacienda, actualmente.
No va a importar siquiera que el presidente Peña, en su carácter de consejero uno del PRI, asista a la Asamblea.
Ya no es tan fácil torcer los fierros de la estructura priista, como era normal que se diera antes del peñismo.
Habría además tremenda deserción, como se ha dado en los casos de estados, donde el CEN del PRI, por no nominar a sus aspirantes adecuadamente, ha perdido gubernaturas. Los ejemplos están a la vista.
El PRI, por andarse entre las ramas, sufrió una debacle con Manlio Fabio Beltrones de la que no se ha repuesto, no obstante que haya ganado en el estado de México.
El punto rojo, no obstante, será la renegociación del tratado comercial de América del norte.
Donaldo Trump pretende colocarle grilletes y va a exigir cambios en materia laboral a fin de conseguir “un tratado justo” para los tres países.
La tremenda diferencia que hay en los salarios mínimos de México y Estados Unidos constituirá su bandera principal.
Además habrá de acotarse la entrada de productos componentes de terceras economías. Y este constituirá un certero flechazo a la economía mexicana, que importa componentes a Dios dar de Brasil y Chile, entre otros “terceros”.
En fin, en agosto no deberán echarse las campanas al vuelo.
Para el PRI hay sombras. También para el PAN si no nomina a Margarita Zavala que ha dejado entrever que abandonaría al partido azul si Ricardo Anaya resulta el bueno.
